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Foto del escritorcarlos alberto de icaza g

¿SOCIOS ESTRATÉGICOS O VECINOS DISTANTES?



Desde que nuestro país surgió como nación independiente y hasta la fecha, las relaciones con el vecino del Norte han sido –y serán– el mayor reto de la política exterior de México. A lo largo de una historia de múltiples encuentros y desencuentros, se formó el perfil de una relación singular que no tiene parangón con ninguna otra.


Si bien, la asimetría continúa siendo un factor de peso en las relaciones bilaterales, las complejas circunstancias de la actualidad económica global han mostrado a amplios sectores de la opinión pública norteamericana la creciente importancia estratégica de México para la competitividad de América del Norte. Hoy, México es el principal socio de EU. El comercio de bienes y servicios alcanza 1.8 miles de millones de dólares diarios. La inversión norteamericana acumulada en nuestro país es de 308 mil millones de dólares.


Contamos con un amplio andamiaje institucional que ordena nuestros intercambios en el marco del T-MEC y nos provee de certidumbre jurídica con mecanismos adecuados para resolver controversias.


A 200 años del establecimiento de las relaciones diplomáticas con EU, es oportuno preguntarnos si somos –como afirmó alguna vez Alan Riding– "vecinos distantes" o socios estratégicos, listos para aprovechar la oportunidad que representa para nuestro país lograr una mayor integración en América del Norte.


Recomiendo leer el excelente estudio de Shannon K. O'Neil, del Council on Foreign Relations, donde explica que las tendencias tecnológicas, demográficas y geopolíticas de la actual coyuntura buscan profundizar los lazos regionales en el contexto de una globalización en proceso de transformación. De ahí que la regionalización ha mejorado la competitividad económica y la prosperidad en Europa y Asia. Con los cambios tecnológicos, geopolíticos y demográficos de los últimos años es evidente que el factor geográfico tiene gran influencia en la economía global. Por ello, consolidar y profundizar los lazos es una buena receta para el éxito en un mundo cada vez más interconectado.


Nuestra proximidad con la superpotencia ofrece más oportunidades que riesgos y el enorme potencial de complementariedad de nuestras economías está lejos de agotarse. Además de lo económico, nuestra relación tiene una dimensión humana que transforma continuamente la relación bilateral, con más de 37 millones de origen mexicano, una de las mayores diásporas del mundo moderno.


Lo más urgente en México es aprovechar lo que se ha construido desde la puesta en marcha del TLCAN, avanzar en nuevas oportunidades de integración como las que ofrecen los nearshoring y friendshoring, así como resolver las consultas en materia energética, para no prolongar disputas que obstaculicen intercambios y frenen inversiones necesarias para el desarrollo nacional.


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